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OBJETO DE DESEO


Do****

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Vuelvo al departamento y mientras camino con la bolsa de la comida, me digo a mi mismo que la compra que hice ayer ha valido completamente la pena.

El olor de la comida activa mi estómago, pero mas abajo tengo aun mas apetito.

Entro en el departamento y te grito "ya volví!", no puedo evitar un poco de sadismo.

Lentamente camino a la habitación, quiero disfrutar cada instante.

Primero oigo tu respiración, jadeante, sigo acercandome, cruzo el umbral y ahí estas, en la cama. Te das cuenta de que te miro, no se como lo notaste pero es evidente, te retuerces y doblas el cuello para que tu oído quede en la dirección en que supones que estoy. Boca abajo sobre la cama, cegada, manos atadas a la espalda y unidas a tus piernas que están flectadas hacia tu cabeza. Aún estoy algo molesto de que no hayas traído el pelo trenzado como te pedí, pero si ibas a llegar tarde te prefiero con el pelo suelto, ademas tu culo ya muestra el pago por la desobediencia...


Como me gusta ver el recuerdo de mis dedos en tu piel, mi mano roja en tu nalga tan blanca...

En general es un cuadro precioso, te ves tan sensual, cada orificio de tu cuerpo a mi disposición y esa posición a veces me hace olvidar que eres una persona, pareces un mueble, tibio y jadeante, casi un objeto de decoración, pero no, estas ahí para saciarme y, ambos sabemos, tu hambre también será saciada.

Me siento a tu lado, el peso de mi cuerpo hunde el colchón, sabes perfectamente donde estoy, emites sonidos, no se con que fin, no puedes hablar.

Con una mano recorro tu cuerpo, primero tu espalda, cada detalle de ella, paso por tus pechos, llego a tu culo y no me resisto, ambos escuchamos el delicioso latigazo de tu piel contra mi mano... como me arde la mano ¿cuanto te arderá a ti?

Mi mano intrusa vuelve a tu piel y mis dedos entran en ti, húmedo, muy húmedo, puedo sentir tu aroma, tu verdadero aroma, la hembra en celo que me espera. Juego un poco al mete-saca, lo disfrutas, rozo tu clítoris, un estertor, mi mano se vuelve sádica y torturo el clítoris, rápido y brutal. Tratas de decir cosas, pero finalmente es solo ruido incomprensible, gutural, aun así nada que pudieses decir me detendría. Un par de pellizcos en tu intimidad, brutales y dolorosos. Tu cuerpo ya no se contiene, das latigazos con la columna, como un pez recién sacado del agua, te mueves, retuerces y gritas babeante.

Lindo orgasmo.

Me quedo mirando como te sacudes, uno, dos, tres veces pones la cabeza en la cama y la levantas. Por un momento me pregunto si finges, si todo ese movimiento es para agradarme, para incitarme a tomar tu cuerpo... ¿Importa? Claro que no, lo sea o no te tomaré.

Recuerdo mi apetito, me pongo de pie e instantáneamente levantas la cabeza, estás expectante. Bajo el cierre, el sonido es inconfundible y tus jadeos también. La idea de lo que en pocos segundos haré me excita, pero no tiene comparación a la sensación que obtengo en mi pene en cuanto penetro tu boca. Nunca había estado tan suave, tan húmeda, la saliva abunda... ¿Saliva? No, ya no, es baba, espesa y chorreante.

Agarro tu pelo con una mano y levanto medio cuerpo a la altura que me acomoda, primero una embestida profunda y lo saco, para que te acostumbres. Repito la profundidad, una arcada me deja entender hasta donde estoy llegando. Repito la operación una, dos, tres veces y entonces mi autocontrol flaquea, cojo tu cabeza con ambas manos, presiono los costados con firmeza para inmovilizarte y libero mi cadera, comienzo a embestirte, rápido, profundo y con violencia. Bajo la vista y veo como se sacude tu cuerpo. Siento como soplas, las arcadas, tratas de berrear, intentas colocar la cabeza en un angulo diferente y te fuerzo a mantener mi agrado, no me interesan los gritillos, no me importa como va quedando tu pelo, en este momento solo importa mi pene ... y por ende, yo.

Mis brazos flaquean y mi autocontrol vuelve, saco el pene luego de una embestida profunda, veo los hilillos de baba que van de tu boca a mi pene. Te dejo caer, arcadas, tos, te doblas, no se con que fin, pero finalmente quedas casi como estabas en un comienzo.

Te dejo y vuelvo preparado, levanto tu cabeza y vuelvo a penetrarte. Supongo que el sabor te avisa que viene un cambio, embisto profunda y lentamente, arcada tras arcada, soplido, bufido, y finalmente vuelvo a dejar caer tu cuerpo sobre la cama. Te manipulo para que mi objetivo quede a mi comodidad.
Estoy sobre ti y ya sabes lo que viene, por un segundo endureces tu postura, pero al instante entiendes que debes rendirte y hundes la cara en el colchón. Apunto mi pene al esfínter, al primer roce y pegas un respingo. Tomo una nalga para tomar el control, abro para descubrir mi destino y penetro, lenta pero firmemente, un grito gutural, tu espalda arqueandose y mi cadera llega a tu culo, me quedo ahí, para que te acostumbres y así disfrutar mi posesión. Comienzo a moverme y tus gritillos vuelven, me muevo fuerte sobre ti, disfruto de tu carne presionando mi pene, como si fuese una mano. Te embisto con regularidad y a poco andar noto que tu cuerpo me responde, mueves el culo en celo, buscas darme mas sensación y que tu cuerpo me sienta mas profundamente.

Me muevo, me concentro en tu culo, te mordería solo para saborearte, siento que mi placer ya llega, dejo tu culo, retiro el condón, agarro tu pelo y eyaculo en tu boca, tos, arcadas y te penetro la boca otra vez.

Al fin...

Ese bozal que te compré te transforma, es como tenerte amordazada pero con la boca a mi disposición, sin palabras, solo tus gemidos...

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